27 sept 2012

Reseña de los inicios de Naruto

En agosto de 1997, el dibujante de manga Masashi Kishimoto se encontraba trabajando en una one-shot (historieta de un sólo capítulo), titulada Naruto, para la revista Akamaru Jump Aún cuando atrajo a un número considerable de lectores tras su lanzamiento, Kishimoto reveló que trabajaría en una nueva historieta llamada Karakuri, con la cual participaría por el premio Hop Step Award. No obstante, insatisfecho por los malos resultados del proyecto, decidió luego enfocarse en Naruto. Cuando un entrevistador le preguntó a Kishimoto si tenía un mensaje para su audiencia anglófona, éste respondió:
« A veces siento que Naruto es demasiado japonés, con todo eso de los chakras y sellos, pero cuando ustedes lo lean encontrarán que es divertido.»
Inicialmente, Kishimoto consideraba a la trama como otro manga shōnen con influencias propias del género, así que para diferenciarla decidió crear personajes tan auténticos como fuera posible. La separación de los personajes en diferentes equipos le brindó la oportunidad de asociar a cada grupo con una personalidad específica. Para ello, imaginó primeramente las cualidades de cada personaje con las cuales iría integrando a cada equipo. Al final, sólo algunos personajes llegaron a tener una gran cantidad de características mientras que otros poseen un único talento predominante sobre el resto. Respecto a los villanos, Kishimoto sentía que estos debían tener cierto contrapunto a los valores morales de los protagonistas. Al admitir que siempre ha prestado mucha atención en las actitudes, aspectos que considera fundamentales para la creación de los personajes, ha mencionado también que él «no piensa realmente en la forma que se llevarán a cabo los combates entre ellos». El proceso que sigue para dibujar a sus personajes consta de cinco pasos: concepto y esbozo, redacción, entintado, sombreado y colorido. Este último consiste en ilustrar la portada del volumen compilatorio semanal de Shōnen Jump. En alguna ocasión se afirmó que el conjunto de herramientas que utiliza para ello tiende a cambiar. Por ejemplo, para ilustrar una de las portadas utilizó un aerógrafo, aunque en futuros dibujos decidió no volver a usarlo con tal de mantener un nivel de «limpieza indispensable».

Kishimoto agregó que, debido a que Naruto ocurre en un «mundo imaginario japonés», tuvo que «poner ciertas reglas a través de un modelo sistemático para poder hacer que la historia progresara fácilmente». Además, aseguró que había introducido a la astrología china, ya que ésta tiene una larga influencia en Japón; a la misma se deben los sellos de mano zodiacales. Cuando estaba diseñando el manga, se concentró principalmente en los planos iniciales para la Aldea Oculta de la Hoja, el escenario principal de la serie. Tras revelar que dichos diseños fueron creados «espontáneamente», admitió que se inspiró en su hogar, ubicado en la prefectura de Okayama para crear el paisaje. Sin haber determinado un período específico para la trama, Kishimoto incluyó varios elementos contemporáneos, sobresaliendo las tiendas de conveniencia. Igualmente, excluyó otros objetos tales como las armas de fuego y los vehículos. A manera de referencia, aludió a su investigación sobre la cultura japonesa, material a partir del cual basó todo su trabajo. Ejemplo de lo anterior resulta en la cantidad de etimologías representada por los nombres de los personajes.En cuanto a la tecnología, Kishimoto mencionó que en Naruto jamás incluirá algún dispositivo de proyectiles, aunque tal vez agregaría automóviles, aviones y computadoras de procesamiento lento (de ocho bits). Finalmente, ha declarado que ya tiene una idea visual del último capítulo de la serie, incluso del texto y de la historia. Sin embargo, advierte que todavía falta tiempo para que Naruto finalice, «dado que todavía hay muchas cosas del argumento que necesitan ser resueltas».
Acerca del principal tema de Naruto en la Parte I, Kishimoto reveló que éste es sobre cómo la gente acepta a los demás, citando la producción de la serie a manera de ejemplo. Debido a que en la primera parte resulta evidente la carencia de elementos románticos en la trama, Kishimoto añadió que en la Parte II su objetivo es enfocarse aún más en el romance, aún cuando ha mencionado que le resulta difícil basarse en tramas de este tipo.

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